FIOLEE -La historia de un amor prohibido-

Ya había anochecido, a Marshall y a mí se nos hizo costumbre el que él se quedara a dormir conmigo en mi habitación, ¿Si entienden, no?, y no, no hemos tenido "eso", lo hemos platicado y él dice que me respeta y me esperará hasta que yo me sienta preparada.

Ya ha pasado un mes desde que no he vuelto al Dulce Reino, sin embargo, Gumball me manda notas con Cake pidiéndome perdón, que me quiere, que no sabía que mierda le pasó cuando intentó violarme, que sabe que estuvo mal y un millón de estupideces más. No me importa, yo tengo a Marshall y él me hace feliz. Cake sigue un tanto molesta ya que ella nunca ha estado de acuerdo con la relación que mantengo con Marshall, más sin embargo sigue visitandome. Esas si que son amigas.

-¿Estás bien, cariño? Te veo muy seria.

-¿Qué? Oh, sí, estoy bien. Eso creo.

-Deberías de irte a descansar un rato, para cuando despiertes tendré lista la cena.

-Uh, está bien- lo besé en los labios, a pesar que estén fríos siempre serán cálidos para mí. -Sólo por tí.- sonrió.

-Bien, entonces andando, que no quiero que mi guerrera favorita esté cansada por la mañana.

Uh, oh sí, nueva actualización, Marshall ha estado viviendo conmigo desde hace unos días, creo que había olvidado mencionarlo.

Subí las escaleras hasta la que ahora era nuestra habitación, entré en esta y todo estaba tan tranquilo. No podía creer que en unas semanas, o meses, ya había perdido la cuenta del tiempo, todo hubiera cambiado tanto. Me aproximé a la cama que compartíamos mi novio y yo, vaya que bien suena eso... mi novio, quité las frazadas y me dispuse a dormir.

(...)

Un estruendoso ruido que provenía de la cocina me despertó, espero que Marshall no haya quemado la cocina o explotado la estufa. Bajé para verificar que todo seguía bien, y así era, solo que Marshall no estaba y el reloj marcaban las siete de la tarde, ya estaba oscureciendo y él no estaba por ningún lado.

Se abrió la puerta de la entrada y yo tomé mi espada, pero no hubo necesidad  de usarla en ningún momento, ya que era mi hermana, Cake.

-Oh, Fionnita,¡Que bueno que estás bien!

-Uh, si...- ¿Qué pasó? Digo, Cake entró muy agitada.

-¿Y Marshall? Sabes que aún y que no me agrade ese vampiro novio tuyo me preocupo por ambos ¿Dónde está?- caminó hacia la cocina.

-Uh, no lo sé. Desperté y él ya no estaba.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Glob, no! ¡No puede ser posible! ¡No Fionna, no me digas eso!

-¿Por qué? ¿Qué pasó?- estoy lo suficientemente asustada como para pensar lo peor.

-Fionna, Gumball, al ver que te negabas todo el tiempo ofreció una recompensa.

-¿Recompensa? ¿Recompensa de qué?

-Oh, mi niña, no quería que te enteraras- comenzó a sollozar -Gumball ofreció una recompensa para quien lograra capturar a Marshall Lee y lo llevara al Dulce Reino.

-¡¿Qué Gumball hizo qué?! ¡No, demonios, no! ¡A Marshall no, que me lleve a mí! ¡Es a mí a quién quiere!

-Corazón, es por eso mismo. Sin Marshall en su camino todo será más sencillo para él. Lo van a ejecutar.

¡¿QUÉ MIERDAS?! No. Esto no puede estar pasando, simplemente no.

-¡Todo es mi jodida culpa, Cake! ¡Si yo no hubiera conocido a Marshall o... o si no hubiera escapado cuando él intentó violarme nada de esto estaría pasando! ¡Marshall seguiría bien!- ahora yo lloraba ¿Qué más podía hacer?

-¡No! ¡No digas eso! No es tu culpa, amor. Ese jodido idiota está lo suficientemente imbécil para creer que tú te quedarías como si nada.

-Tienes razón, Cake.- salí de la casa del árbol, tomé mi mochila y mi espada -¡NO DEJARÉ QUE LE HAGAS DAÑO A MARSHALL LEE ABADEER! ¡NO MIENTRAS ESTÉ VIVA! ¡¿ME ESCUCHASTE MALDITO MALNACIDO?!- grité limpiándome una lágrima. ¿Gumball quería guerra? ¡Pues guerra tendrá!